Otra vez el invierno, otra vez frío y soledad. Otra vez la hambruna y el alimentarse de hierbajos silvestres. Otra vez la oscuridad y el miedo. Pero sobre todo, otra vez la hambruna.
Otra vez los acordes imposibles, las lecturas agazapado entre los árboles.
Otra vez la visita pertinente de Johny Cash y compañía. Otra vez los finitos acurrucado en el sillón. Otra vez sin calefacción.
Otra vez a planificar un nuevo año para ver que todo sale del revés. Otra vez la ilusión rota, el catarro que te tumba un par de días.
Otra vez las lucecitas a lo lejos y observar siempre.
Otra vez el dar gracias y saber lo que viene ya de nuevo allá a lo lejos. Por el horizonte. Se llamará, si Dios quiere. Egle, Egle A.
viernes, 27 de noviembre de 2015
jueves, 19 de noviembre de 2015
Jueves noche
Acabo de llegar de la Corte de un evento networking. Me armo un finito y me sirvo una birra. Demasiado tarde para ponerme a cocinar, soluciono la cena con un sándwich.
Esta mañana, caminando hacia la residencia de mi padre, de repente he notado una sensación extraña. He levantado la mirada, escuchaba el sonido de las ramas de las palmeras del paseo flexionarse con la caricia de la brisa, la misma que mesaba los rubios cabellos de una niña que montaba en bici. El cielo...azul.
Cuando uno está jodido de verdad, metido en un hospital o un calabozo, como se echan de menos estas pequeñas cosas, esa belleza escondida y tan evidente. Pero de lo que más te arrepientes es de no haber sabido apreciar esos pequeños momentos cuando estabas bien, cuando eras libre.
Espero que me permitas, al menos, tener algunos de esos momentos con E.A.
Esta mañana, caminando hacia la residencia de mi padre, de repente he notado una sensación extraña. He levantado la mirada, escuchaba el sonido de las ramas de las palmeras del paseo flexionarse con la caricia de la brisa, la misma que mesaba los rubios cabellos de una niña que montaba en bici. El cielo...azul.
Cuando uno está jodido de verdad, metido en un hospital o un calabozo, como se echan de menos estas pequeñas cosas, esa belleza escondida y tan evidente. Pero de lo que más te arrepientes es de no haber sabido apreciar esos pequeños momentos cuando estabas bien, cuando eras libre.
Espero que me permitas, al menos, tener algunos de esos momentos con E.A.
domingo, 8 de noviembre de 2015
IslaRon
IslaRon es un lugar lejano. Bañado por un mar cálido y frio. En verano con un poco de poniente es como si estuvieras en unas termas romanas. En invierno, las olas te alejan de la orilla pero te permiten observar su belleza desde una duna adornada con pequeños pinos.
es un lugar mágico.
solo espero que podamos volver en algún momento, Egle, tu y to.
Pd. en realidad es la Playa de las conchitas. Cosa
es un lugar mágico.
solo espero que podamos volver en algún momento, Egle, tu y to.
Pd. en realidad es la Playa de las conchitas. Cosa
domingo, 25 de octubre de 2015
Se hacen mayores
Comida familiar en La Cañada, todos en la terracita del almendro bajo un tibio sol de Octubre. Mi sobrina Aitana lleva el libro de sociales (¿?) y le hago un exámen escrito sorpresa que aprueba con un 8.5. La paella estupenda. Ya por la tarde, de pronto pregunto mirando a Eliot. ¿Un minitenis?. Y Eliot me mira con cara de que no, pero también con cara de "todavía con el minitenis?". Aunque se que en el fondo si que le apetecía. Que no se hagan mayores!!
viernes, 11 de septiembre de 2015
lunes, 7 de septiembre de 2015
Cárnicas Estellés
Hoy he leído en el periódico que la nave industrial de la empresa Cárnicas Estellés ha ardido en llamas, provocando un gran incendio cuyo humo podía verse a varios kilómetros a la redonda.
La noticia me ha hecho recordar aquella noche que pasé trabajando en esta empresa. En aquella época comenzaban a prosperar las Ett,s o empresas de trabajo temporal. Recuerdo que yo estaba buscando trabajo y tenía que pagar el alquiler del ático ruzafero que habitaba, así que con una muy breve explicación del trabajo por parte de la ett y aceptando empezar a trabajar aquella misma tarde, firmé el contrato y me dirigí con mi cochecillo al lugar de trabajo, puesto que comenzaba a las 20 hrs.
Una vez en el parking de trabajadores y cerrado el coche, me encaminé hacia la nave, a medida que me acercaba a ella me llegaban cada vez mas claramente unos chillidos como de terror o de sufrimiento. al poco me di cuenta de donde procedían. Eran los cerdos que iban a sacrificar. Esos chillidos lastimeros no se apagarían en toda la noche. Camiones y camiones no cesaban de llegar cargados de nuevos cerdos a los que sacrificar.
Pero esto solo fue el principio. Al entrar me proporcionaron los ropajes apropiados para realizar el trabajo. Una especie de bata verde, unas botas de agua y un gorrito.(Como me hubiese gustado hacerme una foto con el disfraz y en aquel lugar).
Me dijeron donde podía cambiarme, me puse aquellas prendas en un vestuario abarrotado de otras prendas y de un olor... a cerdo.
Cuando entré en la sala de despieze, me dio un vuelco el corazón y una primera arcada. Una legión de carniceros despedazaban a golpe de hacha y cuchillo todo aquello que llegaba a sus manos. Recuerdo que de vez en cuando decían; "Viene un pedido de Mercadona" y en ese momento comenzaban a entrar grandes cerdos muertos y pinchados boca abajo de unos ganchos que se desplazaban automáticamente a lo largo de toda la nave. Había que estar muy atento, porque un despiste te podía salir muy caro. Aquellos infernales ganchos quedaban a la altura de la cara y podías acabar enganchado por el ojo y colgando entre los cerdos.
Mientras los carniceros despedazaban maquinalmente, yo iba llevando carros llenos de sangre (de cerdo) arrastrándolos hasta unas gigantes neveras donde habían mas cerdos muertos colgando boca abajo. Al entrar en la nevera gigante, para llegar al fondo tenía que ir apartando cerdos muertos y frios, muy frios, a veces me daba un cerdazo en la cara. Recuerdo que de vez en cuando miraba hacia la puerta, no fuese que el típico gracioso le quisiera hacer una bromita al nuevo dejándolo encerrado en aquella nevera repleta de cadáveres porcinos. Que gracioso!!.
Mientras arrastraba uno de aquellos carros repletos de sangre y mis botas resbalaban con la sangre que también había por el suelo ( a las tres de la madrugada aquello se había convertido en una fiesta mortal) apareció flotando entre la sangre del carrito que empujaba mientras esquivaba los ganchos, una cabeza de cerdo que pareció que me miraba en aquel breve instante emergente. Una nueva arcada acudió al instante.
La noche se hizo eterna. A las cinco de la madrugada abandonaba la nave. Cuando llegué a casa me di una ducha eterna.
Comenzaba a coger el sueño a eso de las nueve de la mañana cuando sonó el teléfono de casa. Era mi abuela, le había llegado una carta de hacienda y quería que fuese corriendo a su casa... y fui.
Ay. que tiempos aquellos!!.
La noticia me ha hecho recordar aquella noche que pasé trabajando en esta empresa. En aquella época comenzaban a prosperar las Ett,s o empresas de trabajo temporal. Recuerdo que yo estaba buscando trabajo y tenía que pagar el alquiler del ático ruzafero que habitaba, así que con una muy breve explicación del trabajo por parte de la ett y aceptando empezar a trabajar aquella misma tarde, firmé el contrato y me dirigí con mi cochecillo al lugar de trabajo, puesto que comenzaba a las 20 hrs.
Una vez en el parking de trabajadores y cerrado el coche, me encaminé hacia la nave, a medida que me acercaba a ella me llegaban cada vez mas claramente unos chillidos como de terror o de sufrimiento. al poco me di cuenta de donde procedían. Eran los cerdos que iban a sacrificar. Esos chillidos lastimeros no se apagarían en toda la noche. Camiones y camiones no cesaban de llegar cargados de nuevos cerdos a los que sacrificar.
Pero esto solo fue el principio. Al entrar me proporcionaron los ropajes apropiados para realizar el trabajo. Una especie de bata verde, unas botas de agua y un gorrito.(Como me hubiese gustado hacerme una foto con el disfraz y en aquel lugar).
Me dijeron donde podía cambiarme, me puse aquellas prendas en un vestuario abarrotado de otras prendas y de un olor... a cerdo.
Cuando entré en la sala de despieze, me dio un vuelco el corazón y una primera arcada. Una legión de carniceros despedazaban a golpe de hacha y cuchillo todo aquello que llegaba a sus manos. Recuerdo que de vez en cuando decían; "Viene un pedido de Mercadona" y en ese momento comenzaban a entrar grandes cerdos muertos y pinchados boca abajo de unos ganchos que se desplazaban automáticamente a lo largo de toda la nave. Había que estar muy atento, porque un despiste te podía salir muy caro. Aquellos infernales ganchos quedaban a la altura de la cara y podías acabar enganchado por el ojo y colgando entre los cerdos.
Mientras los carniceros despedazaban maquinalmente, yo iba llevando carros llenos de sangre (de cerdo) arrastrándolos hasta unas gigantes neveras donde habían mas cerdos muertos colgando boca abajo. Al entrar en la nevera gigante, para llegar al fondo tenía que ir apartando cerdos muertos y frios, muy frios, a veces me daba un cerdazo en la cara. Recuerdo que de vez en cuando miraba hacia la puerta, no fuese que el típico gracioso le quisiera hacer una bromita al nuevo dejándolo encerrado en aquella nevera repleta de cadáveres porcinos. Que gracioso!!.
Mientras arrastraba uno de aquellos carros repletos de sangre y mis botas resbalaban con la sangre que también había por el suelo ( a las tres de la madrugada aquello se había convertido en una fiesta mortal) apareció flotando entre la sangre del carrito que empujaba mientras esquivaba los ganchos, una cabeza de cerdo que pareció que me miraba en aquel breve instante emergente. Una nueva arcada acudió al instante.
La noche se hizo eterna. A las cinco de la madrugada abandonaba la nave. Cuando llegué a casa me di una ducha eterna.
Comenzaba a coger el sueño a eso de las nueve de la mañana cuando sonó el teléfono de casa. Era mi abuela, le había llegado una carta de hacienda y quería que fuese corriendo a su casa... y fui.
Ay. que tiempos aquellos!!.
sábado, 1 de agosto de 2015
viernes, 10 de julio de 2015
san Juan del Hospital
A veces, cuando estoy en la Corte, me acerco a refugiarme un rato en la iglesia de San Juan del Hospital. Sus muros del siglo XIII me ofrecen frío y protección. Las entradas de luz son escasas y eso unido a la soledad y el absoluto silencio, consiguen abstraerte del entorno y disfrutar de un momento para respirar.
Pero hoy había un cura y un señor en el altar, tocaban una campanilla y el señor, de vez en cuando, disparaba con una escopeta de perdigones hacia la cúpula. Ignoro si se trataba de un rito o si estaban espantando una Paloma. Pero han roto el silencio.
Pero hoy había un cura y un señor en el altar, tocaban una campanilla y el señor, de vez en cuando, disparaba con una escopeta de perdigones hacia la cúpula. Ignoro si se trataba de un rito o si estaban espantando una Paloma. Pero han roto el silencio.
lunes, 6 de julio de 2015
El último viaje - III
Las palomas salieron volando cuando entró en la plaza con su vieja bici, el lugar quedó solitario y sin obstáculos. Una sonrisa expontánea dibujaba su cara, la gente desde las terrazas le observaba. Se sentía diferente, se sentía libre.
En ese momento escuchó una voz a su espalda. "Señor, se le ha caído esto!". Un chico de unos quince años corría hacia él con un fajo de billetes en la mano.
Instintivamente se echó la mano al bolsillo trasero y comprendió. Bajó de la bici y se quedó observando al jovenzuelo acercarse con un trote entre urgente y taciturno.
"Esto se le ha caído", dijo sofocado el aliento. Le tendía, estirado el brazo, los quinientos euros. Aquel gesto sorprendió tanto a Mario que no supo que hacer. Así que le dió un billete de cincuenta al chaval y le ofreció su mano. El chico le respondió con una sonrisa y se fue andando taciturnamente ( otra vez). "Como te llamas!", gritó Mario. "Eliot", dijo el chico ya desde lejos. Y desapareció mas allá de la plaza.
En ese momento escuchó una voz a su espalda. "Señor, se le ha caído esto!". Un chico de unos quince años corría hacia él con un fajo de billetes en la mano.
Instintivamente se echó la mano al bolsillo trasero y comprendió. Bajó de la bici y se quedó observando al jovenzuelo acercarse con un trote entre urgente y taciturno.
"Esto se le ha caído", dijo sofocado el aliento. Le tendía, estirado el brazo, los quinientos euros. Aquel gesto sorprendió tanto a Mario que no supo que hacer. Así que le dió un billete de cincuenta al chaval y le ofreció su mano. El chico le respondió con una sonrisa y se fue andando taciturnamente ( otra vez). "Como te llamas!", gritó Mario. "Eliot", dijo el chico ya desde lejos. Y desapareció mas allá de la plaza.
jueves, 25 de junio de 2015
Primer año godellesco
Hace un año que encontré el apartamento godellesco. Ahora mismo estoy en la terracita escribiendo esto. Son las ocho de la tarde, me encanta esta hora en verano, el sol rojizo de poniente se recrea entre la torre y los pinos. Y yo callado, observando la belleza.
Me he puesto a pensar en las cosas que han pasado en lo que llevamos de año, bueno que me han pasado a mi, que para eso este es mi blog.
La verdad es que llevo un año duro, repleto de sensaciones extrañas y tan importantes como la muerte y la vida.
A mi padre lo encontró mi hermano Ignacio tendido en el suelo de su habitacion la mañana del 13 de febrero. Recuerdo que fui a su casa el día anterior y quedamos para comer ( pierna de cordero asada) el lunes siguiente. Yo estaba muy contento porque parecía que la relación entre mi padre y yo comenzaba a fluir tras muchos años fríos.
Un ictus le ha postrado en silla de ruedas.
La vida. Esa bestia salvaje que te sorprende cuando menos te lo esperas, que te hace dudar en tus sueños si serás capaz de correr tan aprisa. Que te atrapa y te hace vulnerable y quieres contárselo a ...
La Vida.
Comienza a irse el sol y ahora pienso que quizás sea capaz de encontrar siempre ese resquicio de belleza.
Alea iacta est
Me he puesto a pensar en las cosas que han pasado en lo que llevamos de año, bueno que me han pasado a mi, que para eso este es mi blog.
La verdad es que llevo un año duro, repleto de sensaciones extrañas y tan importantes como la muerte y la vida.
A mi padre lo encontró mi hermano Ignacio tendido en el suelo de su habitacion la mañana del 13 de febrero. Recuerdo que fui a su casa el día anterior y quedamos para comer ( pierna de cordero asada) el lunes siguiente. Yo estaba muy contento porque parecía que la relación entre mi padre y yo comenzaba a fluir tras muchos años fríos.
Un ictus le ha postrado en silla de ruedas.
La vida. Esa bestia salvaje que te sorprende cuando menos te lo esperas, que te hace dudar en tus sueños si serás capaz de correr tan aprisa. Que te atrapa y te hace vulnerable y quieres contárselo a ...
La Vida.
Comienza a irse el sol y ahora pienso que quizás sea capaz de encontrar siempre ese resquicio de belleza.
Alea iacta est
sábado, 13 de junio de 2015
La chica de burjassot
Pantalones vaqueros cortos, cortos, cortos. Se despide de su chico con un beso en el anden. Subimos al tren por la misma puerta. Nos sentamos enfrentados. Ella pendiente del móvil, yo pendiente de sus piernas. El trayecto es corto y bajamos en la misma estación. Ella cruza las vías y besa a su ... chico y se va hacia el infinito... Yo cruzo la calle y me dirijo al paraíso.
miércoles, 10 de junio de 2015
El listo de la Radio
Hace ya algún tiempo conducía mientras escuchaba en la radio un programa que hablaba de educación en los colegios, etc. En un momento dado le ceden la palabra a un personaje que, con voz perfectamente modulada, dice lo siguiente;
... "Los pájaros por ejemplo, son seres inferiores a las personas porque no tienen la capacidad de hablar...".
Imagino que estas palabras no las pronuncio delante de unos cuantos niños porque se hubiesen partido el culo con ganas y con razón delante de sus morros.
Con tus palabras, querido listillo de la Radio, demuestras tus escasas luces, tu falta de imaginación y sobre todo ... tus escasas ganas de volar.
A quién no le gustaría levantarse una buena mañana, tomarse un café y ... Salir volando.
... "Los pájaros por ejemplo, son seres inferiores a las personas porque no tienen la capacidad de hablar...".
Imagino que estas palabras no las pronuncio delante de unos cuantos niños porque se hubiesen partido el culo con ganas y con razón delante de sus morros.
Con tus palabras, querido listillo de la Radio, demuestras tus escasas luces, tu falta de imaginación y sobre todo ... tus escasas ganas de volar.
A quién no le gustaría levantarse una buena mañana, tomarse un café y ... Salir volando.
martes, 12 de mayo de 2015
El último viaje - II
...Aún le provoca cierto vértigo recordar aquella mañana, hace ahora 4 años, en la que tuvo que abandonar la que fue su casa durante tanto tiempo. Despedirse de cada rincón y de los recuerdos que le proporcionaban le llevo casi toda la noche, desprenderse de todos ellos le ocupó hasta que el primer rayo de sol entro por la pequeña terraza recordándole que había que partir.
El primer sorbo de cafe se mezcló con el sabor a miedo e incertidumbre, esa sensación que tantas veces le había acompañado, sólo que ahora se sentía viejo y vulnerable. Por primera vez en su vida se sentía realmente solo. Dejo las llaves sobre la mesa de cristal y cerro de un portazo, al salir con la bici y la mochila del portal sentía que dejaba atrás toda una vida, comprendió que aquí comenzaba una nueva y última etapa. Ando unos metros por la acera y todo le parecía ya extraño, lejano. Al subirse en la bici le cayeron del bolsillo los quinientos euros con los que tenía pensado empezar a rodar...
El primer sorbo de cafe se mezcló con el sabor a miedo e incertidumbre, esa sensación que tantas veces le había acompañado, sólo que ahora se sentía viejo y vulnerable. Por primera vez en su vida se sentía realmente solo. Dejo las llaves sobre la mesa de cristal y cerro de un portazo, al salir con la bici y la mochila del portal sentía que dejaba atrás toda una vida, comprendió que aquí comenzaba una nueva y última etapa. Ando unos metros por la acera y todo le parecía ya extraño, lejano. Al subirse en la bici le cayeron del bolsillo los quinientos euros con los que tenía pensado empezar a rodar...
martes, 5 de mayo de 2015
El último viaje - I
Agosto, Año 2035, un camino cualquiera en Castilla León;
mientras pedalea piensa en la botella de agua que guarda en la alforja de su bici. recuerda los tiempos en los que subir ese pequeño montículo era coser y cantar, pero a sus 69 años, es otra historia. Decide poner pie en tierra y caminar, la prisa quedó atrás hace ya mucho tiempo. Elige una sombra entre los árboles, apoya con cuidado la bicicleta en el troco de un pino y se sienta un momento a descansar. Abre la botella de agua, le echa un trago y se queda observando el camino y aquello que lo rodea.
No creo que llegue esta tarde al pueblo, se dice mientras se seca la frente. Que mas da, si tiene que ser esta noche, sea.
Decide tumbarse un momento, aunque no quiere porque sabe que vendrán a el recuerdos lejanos, recuerdos añejos repletos de amor y desamor, de versos y errores.
Hace ya cuatro años que deambula con su bicicleta por todas partes, si no fuera por su viejo mapa no sabría donde está y ni siquiera eso le da la certeza de encontrarse donde el cree.
Año 2015,
firma un contrato como gestor en una importante empresa de comunicación, es un contrato por obra o servicio determinado, el sueldo de 900 euros al mes le permite pagar un modesto alquiler y los recibos de agua y luz. lo acepta como haría cualquiera de los cinco millones de parados que hay en ese momento en el país. Al fin y al cabo es lo que ha venido haciendo desde que comenzó a trabajar. y ha tenido suerte de no hipotecarse y ver como el banco le embargaba la casa y le dejaba en la calle junto a su mujer y dos hijos. Nunca los tuvo, ni a la mujer, ni a la hipoteca ni, por supuesto, a los dos hijos. No es que fuese mas listo que los demás, es que sencillamente, nunca se le presentó esa oportunidad.
despliega su viejo mapa para averiguar los kilómetros que le quedan hasta llegar a un lugar seguro del frio de la noche, un caldo caliente y un vaso de vino......
mientras pedalea piensa en la botella de agua que guarda en la alforja de su bici. recuerda los tiempos en los que subir ese pequeño montículo era coser y cantar, pero a sus 69 años, es otra historia. Decide poner pie en tierra y caminar, la prisa quedó atrás hace ya mucho tiempo. Elige una sombra entre los árboles, apoya con cuidado la bicicleta en el troco de un pino y se sienta un momento a descansar. Abre la botella de agua, le echa un trago y se queda observando el camino y aquello que lo rodea.
No creo que llegue esta tarde al pueblo, se dice mientras se seca la frente. Que mas da, si tiene que ser esta noche, sea.
Decide tumbarse un momento, aunque no quiere porque sabe que vendrán a el recuerdos lejanos, recuerdos añejos repletos de amor y desamor, de versos y errores.
Hace ya cuatro años que deambula con su bicicleta por todas partes, si no fuera por su viejo mapa no sabría donde está y ni siquiera eso le da la certeza de encontrarse donde el cree.
Año 2015,
firma un contrato como gestor en una importante empresa de comunicación, es un contrato por obra o servicio determinado, el sueldo de 900 euros al mes le permite pagar un modesto alquiler y los recibos de agua y luz. lo acepta como haría cualquiera de los cinco millones de parados que hay en ese momento en el país. Al fin y al cabo es lo que ha venido haciendo desde que comenzó a trabajar. y ha tenido suerte de no hipotecarse y ver como el banco le embargaba la casa y le dejaba en la calle junto a su mujer y dos hijos. Nunca los tuvo, ni a la mujer, ni a la hipoteca ni, por supuesto, a los dos hijos. No es que fuese mas listo que los demás, es que sencillamente, nunca se le presentó esa oportunidad.
despliega su viejo mapa para averiguar los kilómetros que le quedan hasta llegar a un lugar seguro del frio de la noche, un caldo caliente y un vaso de vino......
viernes, 13 de febrero de 2015
La vida
cuando la realidad, esa realidad fria como una mañana de invierno, te golpea un dia y te recuerda que esta ahi. Te obliga a reubicar el orden de las cosas. Te ves tomando el primer cafe a las 6 de la mañana y el cielo se pone rojo de puro amanecer.
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