viernes, 10 de julio de 2015

san Juan del Hospital

A veces, cuando estoy en la Corte, me acerco a refugiarme un rato en la iglesia de San Juan del Hospital. Sus muros del siglo XIII me ofrecen frío y protección. Las entradas de luz son escasas y eso unido a la soledad y el absoluto silencio, consiguen abstraerte del entorno y disfrutar de un momento para respirar.
Pero hoy había un cura y un señor en el altar, tocaban una campanilla y el señor, de vez en cuando, disparaba con una escopeta de perdigones hacia la cúpula. Ignoro si se trataba de un rito o si estaban espantando una Paloma. Pero han roto el silencio.

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