viernes, 14 de marzo de 2014

multimodal transporte

Apresuradamente subo al vagón del metro. Como hay bastante gente me quedo de pie entre dos vagones. Abro el libro y continuo leyendo. Nuestros brazos se rozan por un segundo, apenas lo siento. No le doy importancia. Justo cuándo Borgia se disponía a descasarse con Carlota de Aragón, suena tu móvil, y tu dices que te esperen "donde el metro". El balanceo del tren me desequilibra, levemente, pero yo decido dejarme llevar. Y nuestros brazos vuelven a rozarse, durante unos segundos siento la temperatura de tu piel bajo tus ropajes. A nuestro alrededor, la más increíble colección de personajes goyescos, que se retiraban a sus respectivas cortes(menores). Evidentemente, como no podría ser de otra manera, las puertas se abren y desapareces entre la multitud. Me da que esto lo voy a soñar durante unas cuantas noches.

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