Tomo asiento con el Dealer en la terraza benimacletera. Frente a mi una morena imponente se impone con ese pelo moreno, ese vestido de verano que resalta sus generosas curvas. Llamo al camarero y le pido que escancie dos jarras de cerveza y haga lo mismo por reponer las vacías jarras de la morena y su amiga.
Con los agradecimientos vienen las presentaciones y una cerveza tardía en las terrazas de viveros. Aceptan y allá que vamos, con el intervalo abierto de par en par, con la imaginación al desborde viendo esas piernas bronceadas generosamente por el sol de agosto, ese escote emergente de pechos generosos.
La amiga (Lidia), una vez sentados en la terraza solariega y regados por refrescos y cervezas, advierte a Isabel de lo tarde que es y de que debe coger un metro a las diez en punto.
Al poco, pese a mi insistencia con respecto a Isabel de que se quedara un rato mas en el chill, abandonan la terraza con gesto prudente. Le entrego, como último recurso, una tarjeta de TMO a Isabel. Nunca sabré nada mas de ella.
Aquí empieza lo imaginario:
Aparco el carruaje cerca de casa, el mes de agosto tiene sus cosas buenas. Cojo las llaves de mi residencia de verano y desciendo a la calle.
De repente creo distinguir una silueta femenina que se acerca hacia mi. Isabel??. Si, es ella!!.
- Hola Jose, estaba buscándote. Como has dicho que vivías en Micer Mascó, he venido a ver si te veía. Es que no me apetece ir a casa todavía...
Le invito a subir a tomar algo. Acepta encantada y subimos.
Una vez en casa abro una cerveza y le ofrezco un vaso frio de la nevera. Lo coge y, acto seguido, nos abalanzamos el uno sobre el otro con la violencia que el deseo otorga a los amantes tardíos.
Cuando hemos quedado saciados el uno del otro, me da un masaje en la espalda que me deja como nuevo. Dormimos un rato y al amanecer cada uno debe retomar su vida real, alejada de deseos inconfesables y miradas prohibidas.
Desayunamos en silencio, yo observo sus piernas y sus ojos. Son los mismos de ayer...pero son otros.
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1 comentario:
La única forma de convertir lo imaginario en reall es tirarse a la piscina. La puedes encontrar vacía pero si eso pasa, siempre tendrás una historia que contar en tu blog
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