miércoles, 19 de junio de 2024

El asiento vacío

Con destino Roma, ha despegado esta mañana un avión con un asiento vacío, el mío. Esta vez no aterrizaré en Fiumiccino ni en Ciampino. No me subiré, sembrado de dudas al tren que me dejará en la estación de Trastévere. No me daré una ducha rápida en la habitación que tampoco habré alquilado. No me despertaré desorientado ni bajaré adormilado al café donde el mismo camarero de siempre no me servirá un café americano con un cornetto simplice y un segundo café per portare via. No bajaré a la calle, buscando impaciente pero contento la Via di Vall Tellina sorteando el caotico tráfico romano. Ni pasearé al atardecer por Via Giovanni Batista Canovi para desembocar en la Circumcalaccione Giannicolense y llegar a Villa Panphilli. No prolongaré mis pasos a la manera de Jepp Gambardella recitando a media voz, casi susurrando aquello de "io non volevo essere semplicemente un mondano". No abrazaré a Massimo ni a Daniella, no recibiré la mirada escrutadora de Mar. No me tomaré un café y otro y otro mientras observo el devenir romano y el devenir romano me observará a ami con su exigencia elegante. No me dejaré llevar por la Belleza decadente mientras saboreo una copa de vino rosso. Ni la grandeza del Colisseo abrumará mis pensamientos mientras sorteo centenares de turistas apresurados por captar momentos y lugares que jamás podrán apreciar en el escaso y limitado fragmento del tiempo. Y, finalmente, no estrecharé entre mis brazos a una Nena a la que nadie, nadie, puede imaginar cuanto quiero. Ni se acercará a mi tímida, vergonzosa y silenciosa como un animalito inquieto pero curioso, para finalmente darme un beso breve. Y con ese beso resurgirá la Vida y tendré para seguir contento un tiempo infinito. Infinito como tú, infinito como Roma. Como Egle. Jose Toledo. Junio 2024

No hay comentarios: