Caminaba despacio, entre las gentes que ocupaban el mercado. Seguia a su victima a cierta distancia, entreteniendose en algun puesto curioseando. Caminaba pues, mano sobre la empuñadura de su espada, todavia envainada. Sentia el sudor bajo el coleto de cuero que le oprimia el pecho. A pesar del calor en la Corte madrileña, lo necesitaba en su oficio para prevenir furgazos traperos.
sábado, 29 de abril de 2017
lunes, 10 de abril de 2017
Lunes por la tarde
Observo desde la terraza, gin tonic en mano, al operario del camion del contenedor de papel. He leido un articulo de Juan Jose Millas que me ha hecho reir (una vez mas). Me escuece a veces la garganta, al tragar el gin. Me voy a armar un finito y observar el atardecer. Aqui en Godella es bellisimo!.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)