Algunos viernes suelo ir a cenar a casa de un amigo. El timing es casi siempre el mismo. Una vez saludados los miembros de la familia: Merino, Encarnita, Nachete y Martita, me sirvo una cerveza y disputo un partido de fútbol con Nachete (7 años) en la Play. Partido del que salgo derrotado habitualmente por goleada, el de este viernes 5-0. Una vez derrotado, acudo a la cocina donde se encuentra Merino armándose algún que otro finito, como hay terracita podemos fumar. Puntualmente recibimos la visita de Martita que se pone a jugar a su bola. Encarnita salió de cena de trabajo.
Es entonces cuando, mediante el picoteo y cerveceo habitual, solemos charlar de esto y de lo otro. La absolución de Camps, las nuevas leyes de Gallardón (Groucho para los amigos) aquí ya llevamos un par de finitos y las risas se nos escapan. Si estamos solos cenamos en pié en la misma cocina,el salón es territorio infantil que puntualmente visitamos para realizar labores de control.
Cuando los nanos se han acostado y una vez cenados (eso de cenar a veces es un decir, merino se sirvió, siempre en pié, una sopa lazarillesca mientras yo daba cuenta de unos espaguetis con salsa agridulce) pasamos al salón y nos sentamos. Es entonces cuando nos asomamos a ver el botánico desde la terraza o nos ponemos algo de música, el viernes pasado Police. Seguimos con la conversación y comentamos cosas varias (música, amigos, vida en general). A veces Merino se anima y saca la guitarra, entonces lanzamos unos acordes al viento y se canta y se recita lo que sea menester.
Entrada la madrugada nos entra el hambre voraz (los finitos no perdonan) este viernes acabamos dando cuenta de unos bocadillos Bordanovescos.
El sueño hace el resto y tengo que partir, aunque quedó pendiente una canción!!. El próximo viernes será!!
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1 comentario:
Con chocolate negro y almendras?! El fin de fiesta perfecto. Salud!!
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